El vino Alma de Gildo es un homenaje a Hermenegildo García, uno de los viticultores más sabios de la ciudad de Toro que justo acaba de cumplir 100 años.
Para el concepto, el estudio de diseño Javier Garduño se basó en la idea de que el alma es una cosa que está pero no se ve, se tiene que descubrir como sucede en la etiqueta. Mediante un complejo troquelado formaron un «pop up» que, si se levanta, se acaba de leer el nombre completo del vino.
En la etiqueta también aparece una poesía en golpe en seco que escribió el propio Gildo y, para cerrar la botella, se usó un lacre blanco con terminación en diagonal que acentúa el formato premium que tiene este exclusivo vino.