Se trata de un vino joven, con media crianza, equilibrado y redondo, perfecto para aquellos que se están iniciando en el mundo del vino y buscan una opción poco compleja, con un paso agradable por la boca. El cliente quería transmitir una visión positiva de la vida, ser una celebración de la misma y de sus pequeños placeres.
El nombre del vino, Tocando Madera, un juego de palabras, evoca, por una parte, el breve paso del vino por barrica, durante un período de tiempo justo para redondearlo. Por otra parte, hace referencia a ese gesto que hacemos, como un amuleto, que es casi un juego para mantener la buena suerte.
El diseño de Eva Arias recoge toda esta información y la traslada a una gráfica con una paleta de color vibrante, que nos transmite alegría y frescura.
Es un diseño con dos niveles. En un primer plano, las siluetas que crea la línea negra evocan situaciones, momentos, de los que disfrutar al máximo en buena compañía. En un segundo plano, se encuentran las letras que conforman el nombre del vino a modo de manchas de color que, colocadas de una manera casi caótica, aportan dinamismo al diseño, haciendo alusión al juego y el desenfado.