El mercado actual está empujando a los retailers a trabajar de una forma más sostenible, hecho que puede afectar a los planes y procesos comerciales a corto plazo, sobre todo si la cadena de suministro no tiene el nivel de integración y transparencia necesario. Según un estudio reciente de Sapio por encargo de Zetes, el 94 % de las organizaciones encuestadas afirman que carecen de transparencia a lo largo de su cadena de suministro.
En los últimos años, el mercado de la alimentación ha sido objeto de una intensa presión para reevaluar su estrategia de gestión del desperdicio de alimentos, que asciende a unos 88 millones de toneladas anuales en toda la UE (es decir, un 40 % de los alimentos ni siquiera llegan al mercado).
El proyecto de investigación europeo REFRESH denuncia que los recursos que se desaprovechan en Europa son el doble de lo que se necesitaría para acabar con el hambre en el mundo. Este es un mensaje que está arraigando en los consumidores de todo el mundo, que usan desde bolsas reutilizables hasta pajitas de papel y productos de aseo personal a granel, o incluso pasándose a una dieta vegetariana y esperan que las empresas a las que compran hagan lo mismo.
Para implementar una solución es imprescindible entender por qué se producen los desperdicios. Los motivos son numerosos —desde el exceso de inventario provocado por malas previsiones o pedidos tardíos, hasta la pérdida de tiempo en el proceso de distribución, pasando por modelos de transporte ineficientes— y todos ellos son desastrosos para los productos perecederos. Sólo el 30 % de las empresas tienen visibilidad completa de las mercancías mientras se encuentran en reparto. Por ello, abordar el problema de los residuos de alimentos generados en todas las etapas de la cadena de suministro es una tarea compleja. Según los estudios realizados, el 79 % de las empresas creen que una mayor visibilidad puede facilitar el aumento del porcentaje de entregas en el primer intento, menos movimiento innecesario de stock entre tiendas, evitar errores de previsión… Y ayudaría a reducir los desperdicios de forma considerable, hasta unos 240000 millones de euros.