La bodega Vid y Espiga, históricamente, está dedicada a tres principales cultivos: oliva, cereal y vid. Se encuentra inmersa en pleno proceso de crecimiento. Uno de los vinos con los que hacer esta apuesta llamó la atención del enólogo en 2019 y se convirtió en una partida especial.
“En ocasiones, de manera totalmente azarosa, el destino pone en nuestro camino algo que revela nuevo conocimiento. Algo que no buscábamos aparece ante nosotros, aportándonos una nueva perspectiva de la realidad, incluso del mundo, la sensación de encontrar una llave perdida en lo más profundo de un cajón desordenado. De repente, se abren posibilidades y se destapa un tesoro oculto que ofrecer a sus socios. Los rayos X se convirtieron en una ventana transparente que revela secretos invisibles, algo fortuito e inesperado, como es Tríade: un hallazgo, una sorpresa que nos sitúa ante un nuevo vino que descubrir”, explican desde TSMGO | The show must go on.
Solución gráfica
A través de una metáfora visual basada en el descubrimiento de los rayos X de manera fortuita por Wilhelm Conrad Röntgen, generaron un poema visual que muestra una radiografía del terreno y que evidencia las cualidades del terroir, que son imperceptibles, a simple vista de clara inspiración en las fotografías de rayos X de Albert Koetsier, de manera que se capten los detalles y la sensibilidad del territorio.
Reflejaron con extrema sensibilidad, en una colección de distintas tomas, cómo los vasos conductores se convierten en las venas que alimentan la vitalidad de la finca y se extienden como intrincadas ramificaciones. Cada hoja, un destello que captura la luz del sol.
Un juego de etiquetas impresas de manera variable que utiliza distintos marcos de la misma escena para que se amplíe, casi hasta el infinito, el recurso fotográfico que se utiliza. Con materiales lo más naturales posible, intervinieron muy poco en la etiqueta, solo para dejar constancia de que es una edición especial con la lámina de estampación plateada.